Más allá de apreciar el regalo de ella, con el tiempo me di cuenta que ese acto de pleitesía tenía motivos ulteriores, saber específicamente donde estaba en cualquier momento. Nunca me resultó importante hacerle saber a los demás donde estaba, pero ahora al parecer era algo vital. Como tantas cosas en nuestra vida, solemos agregar la mayor cantidad de adminiculos y los convertimos en vitales cuando no deberían de serlo.
El celular al igual que otro medio frío de comunicación nos genera una dependencia a no tener que decir las cosas en la cara y nos forja una falsa idea de seguridad, preferimos comunicarnos al otro sin tener que ser víctimas de reacciones reacias de manera directa.
Hace una semana atrás, una chica con la que pasaba buenos momentos, me preguntaba vía celular que tipo de relación teníamos. Al ver donde llevaba esto, le pregunté si no era mejor hablar esto en persona específicamente por 2 razones. Primero porque consideraba que la respuesta que le iba a dar no le iba a resultar agradable y quería darle un toque más humano; segundo porque me daba tremendamente paja tener que escribir tantos caracteres en el celular y al fin y al cabo nos veríamos eventualmente.
Lamentablemente y ante la insistencia de ella de que le de la respuesta, respondí con bastante molestia que éramos "solo amantes". Su réplica no tardó en llegar confiriéndome todo tipo de insultos sobre mi falta de compromiso a alguien que ni siquiera le dije un "te quiero" las 10 veces que la habré visto e inclusive siquiera pasamos una noche juntos. A esto sumado que no era la única mujer que veía y ella lo sabía claramente.
Más allá de que sinceramente no tenía ganas de hacerlo, le dije por segunda vez de vernos y acabar con este entuerto pero ella se negó; decía que no quería sufrir una discusión que la dañaría más. Me aliviaba un poco ya que podía llegar a entender eso, no podría dejar de admitir que me sentí en el lugar de ella alguna vez y no es algo grato volver a ver a una persona que te hizo sentir mal. Además de que sinceramente no tenía ganas de estar de mal humor de nuevo, no sentía nada profundo por ella por lo que valiera la pena sufrir stress alguno. Finalmente apagué el celular y me fui a dormir, al otro día tenía una exorbitante cantidad de mensajes que pasaban del "te amo" al "te extraño" y finalmente a un "TE ODIO" en unas determinantes mayúsculas. Solo un celular te da la opción de ser tan volátil de manera tan poco comprometedora y en tan poco tiempo.
Cosas que pasan, calculo.
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A mediados de los 90´s el concepto de emergentología de las prepagas tuvo un giro comercial bastante esperado. Tratando de superar el servicio público que solo brindaba una cobertura en el caso de un riesgo inminente de vida, la salud privada decidió que los médicos debían ir a los domicilios para atender cualquier síntoma que tenga el socio por más menor que sea.
Esto produjo ver situaciones irreales de ambulancias para atender una simple fiebre o una tos, algo que hasta el dìa de hoy me resulta indignante. Con este tipo de movida, la prepaga generó un mal acostumbramiento de la gente que a su vez produjo algo realmente nocivo para la gente que puede costearse este servicio. La demanda del servicio se quintuplicó y debido a ello las demoras se trastocaron para cualquier tipo de pedido. Hoy por hoy nos encontramos con que un código rojo que debe demorar menos de 15 minutos supera los 40, nos encontramos con que lo que mayormente le indigna al asociado es que el médico tarde 6 horas para que llegue a su domicilio y le prescriba un jarabe para la tos.
La idea del bienestar individual supera la necesidad urgente del otro, las prepagas se ven cómodas con el hecho de ser responsables de que decenas de personas se mueran por día por un servicio claramente ineficiente y mal adecuado incumpliendo su función más básica. Al fin y al cabo, ellos solo quieren darle salud a quienes no lo necesitan, los realmente enfermos producen pérdidas.
Lo más triste es que mucha gente está contenta porque no tiene que levantar el culo e ir a una guardia. Mucha gente está contenta porque se queda tirada en la cama esperando a un médico mientras tenga que evitar colas en una clínica. Al igual que les sucede con el celular, la gente decide que tener el menor contacto con el resto de la población es una excelente idea y si se puede resolver su vida sin tener que salir de su propiedad, mucho mejor.
Porque en los tiempos que corren, alienarse es la solución de todos nuestros males al parecer, los avances que estamos sufriendo hoy son un factor clave en esto.