lunes, 3 de septiembre de 2012

Real Eyes, Realize, Real Lies

Me quedó este post en borrador hace meses y no sé porque nunca lo puse, calculo que nos pasa a todos los escritores eso de "freezar" cosas que después terminan gustándote. En fin...


Era la manera de zafar, o tal vez de decirle algo a alguien que realmente no sentías solo para hacerlo sufrir o en su defecto hacerte querer. O también es la imagen que uno vende para atraer o por el simple hecho de llamar la atención.

Hay demasiados tipos de mentiras y seguramente ninguno estamos completamente exentos de ellas. Personalmente a mi me cuesta mucho mentir, inclusive por cortesía, debido a que siento que lo que uno dice a mucha gente le queda y por más buena o "blanca" sea la mentira solo estás manteniendo una burbuja que eventualmente se va a romper. Calculo que si tuviera que admitir algún tipo de mentira sería  aquella donde dije cosas para lastimar al otro, aquella que por medio de mi orgullo la perpetuó y me produjo perder personas importantes en mi vida.

Relacionándolo con la temática del blog, en el trabajo hubo un caso puntual que sin lugar a dudas va a quedar en la mente de cada uno de mis compañeros.

Fue en invierno de este año (en verdad me refería al 2011), una mujer llama desesperada porque su hija estaba sufriendo lo que parecía un ataque de pánico. Hasta ahí era algo de rutina, al atender el primer llamado le dije a la señora que se calme que se le iba a enviar un servicio normal. La mujer más calma le informa esto a su hija pero ella no responde de la mejor manera, aduce que tiene dolor de pecho fuerte y no podía respirar prácticamente. La señora entra en una crisis nerviosa y me empieza a gritar, a su vez se escuchaban los gritos de la chica lo cual me daba la pauta de que la dificultad respiratoria no era tal.

Pero al no haber contacto visual con el paciente, uno está obligado a enviar un servicio acorde a lo que solicitan, por más absurdo que suene. Por mi parte al enviar la ambulancia discutía con mis pares que no me parecía un riesgo de vida mientras ellos y el supervisor me discutían que sí; me estaba resultando tedioso llegar a ese tipo de discrepancia que se reduce a lo subjetivo así que decidí callarme.

La cuestión es el problema que se sucedió después, algo relativamente sorpresivo ya que nos llama la chica diciéndonos que su madre había perdido el conocimiento; era evidente que los nervios sobre el estado de su hija la hicieron entrar en un shock que la afectó clínicamente. Lo más curioso para todos (menos para mi) era que la chica se había recuperado totalmente con un nivel de estabilidad plena. Mientras uno de mis compañeros hacía el RCP se corta el llamado, cuando volvemos a llamar nos enteramos de que el marido de la mujer había llegado del trabajo y al ver la situación le agarró un paro.

Al final del día la chica, que probablemente tenía una leve crisis nerviosa, decidió mentir para llamar la atención e involuntariamente se quedó sin sus padres.

No existe un juicio de valores real sobre esto, no se le puede culpar realmente por la reacción de sus padres ante la teatralización de su malestar, pero la mentira arrastra responsabilidades que nos toca de una forma u otra.

No sé si la verdad nos hace más libres, no voy a caer en frases armadas al respecto, pero si estoy seguro que nos desvían de las decepciones. Por eso tal vez a la hora de mentir tal vez es mejor ser más humilde y aceptar la derrota, más maduro y hacerse cargo de las consecuencias.





1 comentario:

ariadna dijo...

No necesariamente estaba teatralizando. Mi hermano sufría ataques de pánico, se le cerraba la garganta y sentía que no podía respirar. Cuando estábamos solos y le agarraba un ataque, por lo general se le pasaba de inmediato cuando se enojaba conmigo ante mi total incapacidad de reaccionar y pedir ayuda a alguien.

 
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