jueves, 29 de noviembre de 2012

Defy the basterds

El mundo es un tedio. Esto por supuesto es una declaración basada en la vida cotidiana que todos sufrimos, o mejor dicho sin querer arrogarme los sentimientos ajenos, lo que yo siento.

Desde que me mudé hace casi año y medio empecé un proceso de fagocitar una rutina que hasta el día de hoy apruebo como única solución a algo que se aproxime lo más posible a lo que llaman felicidad.

Irónicamente este proceso comprende de tener que aguantar jefes que no te representan, profesores incompetentes, o una familia que omite tu existencia (hasta que te necesitan) entre otras cosas. Lo peor es que los fines de semana no son tal para mi, en mi caso la semana nunca termina.

Al almacenar bronca por lo anterior mencionado cuando salís a la calle sos una tromba de destrucción masiva. Puteás al colectivero, al peatón, al clima y todo que se te cruce en tu camino.

Por eso, hace unos meses me puse a analizar como hacía cuando era más pendejo para lidiar con mi familia, como hacía para sentirme mejor en esos momentos donde la presión te socavaba el pecho. Lo primero que se me vino a la mente eran 2 puntos clave de lo que era mi persona en ese momento.

1- Soy un caradura y no me importa 3 carajos lo que piensan los demás

2- Claramente era verborrágico.

Lo segundo y lo más importante de todo es que... sigo siéndolo.

Entonces ahora si puedo cuando entro al subte, cargo la tarjeta y espero que me miren saltar el molinete como un idiota. O les reclamo a los pasajeros que tienen que respetar la franja de los andenes ya que se pueden caer (esto por supuesto en un tono pseudo moralista) "Hay menores viendo señora,  alguien quiere pensar en los niños por favor?".

Antes me peleaba a muerte con el colectivero cuando no me dejaba subir al colectivo. Llegaba a reventar a patadas la puerta y putear como un desquiciado. Hoy solamente busco la manera de colarme, lo cual produjo una odisea entre chofer/pasajero que sigue hasta el dìa de hoy.

La lógica es simple, los colectiveros no dejan subir gente en algunas paradas porque refieren que el colectivo  está lleno, lo cual no es cierto ya que en verdad todos quedan voluntariamente atorados adelante. Como el chofer no tiene huevos de decir "métanse en el fondo o no arranco" los que esperamos en la parada sufrimos  el egoísmo y la desidia en forma de combo.

Pero hay una realidad y como un globo lleno de helio "todo lo que sube tiene que bajar" entonces.. Por qué no subir por donde bajan? Empecé a practicar dicha técnica como un acto reivindicativo y abusando del hecho de que efectivamente el colectivero no podría venir a buscarme porque "todos quedan atorados adelante."

Las primeras 2 semanas esto funcionaba a la perfección, habré estado sin pagar boleto al menos durante ese tiempo. Después los colectiveros decidieron cambiar de estrategia y dejaban a los pasajeros que bajaban metros adelante, entonces yo me ponía metros adelante también a propósito mientras la horda resignada que esperaba en la parada miraba como nuevamente me colaba.

Los colectiveros decidieron ir más allá y dejar a los pasajeros en la esquina otra cuadra, irónicamente después de un tiempo me habían calado la onda, ya que viajaba siempre en el mismo horario y hacía lo mismo. Me causaba gracia ver como el chofer me fichaba y aumentaba la velocidad para ir a la otra manzana. Ante esa situación decidí cambiar nuevamente la estrategia y ponerme justamente en la esquina a esperar al colectivo pero esta vez atrás de un árbol para que no me vean. Sin arrogarme un triunfo pleno tengo que decir que el resultado es satisfactoriamente mixto (50/50 de chances), pero nunca me interesó ganar o perder en esaa estupidez; simplemente el hecho de hacerlo me generaba satisfacción.

Otro ejemplo es en el gimnasio, donde volví hace unas semanas y tengo que lidiar con egomaníacos musculosos. Cuando me toca compartir una máquina con alguno de ellos y termino de usarla le pongo un peso muy superior al que ellos estaban levantando para que miren con cara de bronca.

Así hay muchas más y son todas pero todas realmente estupideces, no me cabe ninguna duda.

Ahora, si lo pensamos detenidamente... Qué más da? Los gestos menores absurdos son los que hacer que el  mundo sea más respirable.

Al fin y al cabo  como decía Bill Hicks, la vida es solo un paseo





No hay comentarios:

 
Seguir a @Twistmask