sábado, 12 de mayo de 2012

You are fired.

Las despedidas siempre son complicadas. Abandonar tu país, terminar un ciclo con tu ex pareja, dejar de compartir un ámbito con varias personas (facultad, el club etc).

No hay forma simple de lidiar con ella, por el simple hecho de que la costumbre nos arraiga a hábitos que eventualmente tenemos que romper para adaptar nuevos por diferentes responsabilidades o gustos.

Caso particular es la despedida de un trabajo, que en verdad sería la desvinculación forzada o la renuncia del mismo. Primero porque la idea de no estar mas ahí nos produce un gran alivio, sabemos que no vamos a tener que cumplir esa rutina tediosa que nos delimita el día a una redundancia que parecería eterna. Segundo  porque podemos usar esa excusa de laburo para elegir alguno mejor y tomarlo como referencia, el historial laboral es como un antecedente policial pero a la inversa; cumple un rol de imagen bastante oneroso.

Pero sinceramente me quiero enfocar en el despido, la forma en que la empresa decide que tu espacio puede ser reemplazado por alguien mejor, o inclusive más doloso, por nadie. Porque por más que sintamos que nos sacamos un peso de encima también existe el ego lástimado como trabajador, nos vamos a preguntar hasta el hartazgo porque se tomó esa decisión. Inclusive aunque busquemos el despido forzado, esa forma de sacar una buena indemnización si tuvimos la penuria de sufrir unos años en la misma empresa, nos vamos a sentir un poco molestos cuando recibamos aquella fatal liquidación final.

En mi caso particular de todos los trabajos que tuve solo en 2 me echaron. Las razones fueron totalmente disímiles en ambas empresas. En una se decidió por la famosa reestructuración, la empresa fue fagocitada por una mayor y decidieron que iban a pagar la menor cantidad de indemnización posible; yo llevaba solo 8 meses allí. En la otra solo duré 3 meses (lapso de prueba), las condiciones laborales eran absurdas y el trato peor; pero así y todo hice mi descargo y dejé mi marca como suelo hacer.

En el actual trabajo, donde sigo y remito mi historial en este blog, sufrí cuantiosas amenazas de despidos, apercibimientos y hasta una suspensión por razones que ellos supieron describir en estas simples citas. "El cliente siempre tiene la razón" la cual se contradice con "Te falta ponerte la camiseta de la empresa" cuando irónicamente le doy la razón al socio cuando la tiene. Pero por más que intenten que renuncie, allí persisto porque llevo un par de años y no quieren darse el lujo de apretar el botón de eyección; saben que les puede costar un billete que no les interesa pagar porque en mi caso creen que busco esa definición.

Siempre voy a recordar 1 caso en particular sobre este tema. Una compañera que ya está pisando los 40 fue internada en varias ocasiones por problemas psiquiátricos. Cuando volvía de su última incursión "residencial" la empresa decidió echarla aduciendo la famosa "re estructuración" escondiendo el despido particular liso y llano. Ella me llama el mismo día.

B: Hola che, te enteraste no?

Y: Si si, claro, que cagada boluda

B: A cuántos más echaron?

Y: A cuántos más??

B: Si, por la reestructuración

Y: Te echaron solo a vos, no había ninguna reestructuración

B: A mi sola??? Pero por qué??

Y: Y...

B: Y que???

Y:...

B: Sos un hijo de puta.

La última vez que supe de ella todavìa no había encontrado nada. Fue víctima de la estupidez de creer que los trabajos son como grandes flias conservadoras que determinan el resto de su vida. Espero mis estimados lectores sean huérfanos de esa mediocridad y puedan cumplir todos sus objetivos.

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